martes, agosto 11, 2009

DIA INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD

En la actualidad la juventud representa el 18% de la población mundial y el 85% de todos los jóvenes del mundo vive en los países en desarrollo. En total, en el mundo hay más de 1.100 millones de jóvenes entre 15 y 24 años. Las Naciones Unidas iniciaron en 1995 un Programa de Acción en Pro de la Juventud, considerando que los jóvenes pueden ser la solución, no sólo a sus propios problemas, sino también a otros importantes desafíos a los que se enfrenta el mundo hoy en día.

El Programa de Acción en Pro de la Juventud de las Naciones Unidas nació para apoyar a jóvenes de todo el mundo a adaptarse a la creciente globalización del planeta. Este programa abarca 10 áreas prioritarias de acción, desde la educación, el desempleo y la pobreza, hasta la salud, el medio ambiente y el abuso de drogas. 


Tras la creación de este Programa, durante la primera Sesión del Foro Mundial de la Juventud del sistema de las Naciones Unidas, los propios jóvenes propusieron la celebración del Día Internacional de la Juventud. En 1999 la Asamblea General de la ONU lo proclamó como un día de observancia para las Naciones Unidas.

Las Naciones Unidas consideran que en la actualidad, hay tres grandes grupos de cuestiones con las que los jóvenes crecen y se convierten en miembros de sus sociedades. En conjunto, constituyen el entorno general de la mayoría de los jóvenes de todo el mundo, a pesar de las diferencias culturales, sociales y comunitarias:

a) La juventud en la economía mundial: el hambre y la pobreza, la educación, el empleo, la globalización y las tecnologías de la información y las comunicaciones;

b) La juventud en la sociedad civil: los problemas del medio ambiente, el ocio, la participación y las relaciones entre generaciones

c) Los jóvenes en situación de riesgo: la salud, el abuso de drogas, la delincuencia, los conflictos y el VIH/SIDA.

La democracia es algo que aprendemos a medida que pasamos de la infancia a la adolescencia y de la adolescencia a la juventud. Cuando a los niños y niñas se les da desde pequeños la posibilidad de desarrollar las competencias y conocimientos necesarios para la participación, pueden aprender lo que necesitan para ser miembros útiles y responsables de una sociedad democrática. Esto sin olvidar que el sentido real de la participación no se limita a “dar mi opinión”, sino que supone un proceso más complejo en el que reflexionamos sobre nuestros derechos y deberes y sobre nuestro papel en relación a los derechos y deberes de otras personas.

"Si hemos de cambiar este mundo dividido, maltratado y plagado de conflictos mediante la promoción y la práctica de la democracia, si hemos de lograr que el mundo sea verdaderamente apropiado para la infancia, sólo podremos lograrlo con la plena participación de las niñas, los niños y los adolescentes"

UNICEF, Informe sobre el Estado Mundial de la Infancia 2003


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